viernes, 15 de octubre de 2010

CASTILLO DE ALBURQUERQUE

Gran desdicha la que invadió mi gozo al no poder entrar al este magestuoso castillo. Por lo visto, la Junta de Extremadura desea sacar tajada de esta fortificación, y lleva dos años de obras tanto en exterior como intramuros. A judgar por la enorme estructura que han hecho en la ladera, intuyo un gran parador, restaurante y demás habitaculos utiles para el alojo y diversión del personal. Por el momento, la junta nos brinda la horrorosa vista de un edificio de cemento y desroza el pérfil del Castillo con dos gruas de obra azules. Os dejo algo de su Historia y las pocos fotos que he podido salvar.


El castillo de Alburquerque se encuentra ubicado en la parte alta de un cerro en la Sierra de San Pedro, lo que le proporciona una posición dominante con respecto al resto de la población. Alburquerque es una zona próxima a la línea divisoria con Portugal. Ésto y su posición entre Valencia de Alcántara y Badajoz le proporcionó un atractivo singular. Esta villa de renombre se sitúa en la parte norte de la provincia Badajoz.
La plaza fue reconquistada por Fernando II en el año 1166, y su posesión cedida a la orden de Santiago, pero volvió a manos musulmanas en el año 1184, siendo recuperada definitivamente en 1217.

A lo largo del siglo XIV el castillo pasó por distintas manos, casi siempre ligadas a las coronas de Castilla o de Aragón, cuando no a los mismos monarcas, sin que pueda saberse hasta el momento la evolución de la actividad constructiva durante ese periodo, hasta mediados del siglo XV en que la fortaleza le es entregada a don Álvaro de Luna, Maestre de la Orden de Santiago y Condestable de Castilla, quien acometió entre los años 1445 y 1453 la construcción de varios elementos signiticativos, de cuya etapa persiste aún la torre del Homenaje y el interesante sistema de acceso al piso superior a través de un gran puente, de cuya autoría dejó constancia epigráfica en los varios blasones que pueden verse aún en estas partes y otras del castilto.

Poco después, entre los años 1465 y 1472 figura como señor del castillo don Beltrán de la Cueva, por privilegio de Enrique IV que además le otorga el título de primer duque de Alburquerque, añadiendo a la fortaleza varias dependencias de tipo palaciego, algunos recursos defensivos externos en la barbacana, en una de cuyas puertas todavía campea su escudo heráldico con la corona ducal, y sobre todo la torre pentagonal con curiosas almenas puntiagudas rematadas con bolas que se asoció con la torre del Homenaje y con el elevado puente de acceso.









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